A veces se le oye silbar melancólicas melodías, pala en mano; no trata de disimular las lágrimas provocadas por tantos hermosos recuerdos: Rusty corriendo por el cementerio, Rusty encontrando su primer hueso, Rusty devorando las pútridas entrañas de un cadáver recién enterrado, Rusty deformando a dentelladas el rostro de un niño en el parque, Rusty convulsionando tras recibir la inyección letal en una prisión de Texas.
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