Es gracioso imaginarse a los hemofílicos como una especie de geisers de sangre ambulantes siempre a punto de reventar. Su sangre no sólo no coagula sino que ante la más pequeña oportunidad sale a presión con una fuerza descomunal, Una pequeña herida y FLOAAAAASH. En el juego de rol Stormbringer podía tocarte de personaje un mendigo hemofílico, de hecho, si tenías suficiente mala suerte podías empezar a jugar con un personaje hemofílico y leproso. Ahí sí que estaba la aventura.
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